martes, 30 de octubre de 2012

La Segua


Hay varias leyendas de la Segua. Una de ellas cuenta que es una joven muy linda, que persigue a los hombres mujeriegos para castigarlos.

Se aparece de pronto en el camino pidiendo que el jinete la lleve en su caballo, pues va para el pueblo más cercano. Y dicen que ningún hombre se resiste a su ruego. Hay quienes le ofrecen la delantera de la montura y otros la llevan a la polca.

Para ella es lo mismo. Pero a medio camino, si va adelante vuelve la cabeza y si va atrás hace que el jinete la vuelva. Entonces aquella hermosa mujer ya no es ella.

Su cara es como la calavera de un caballo, sus ojos echan fuego y enseña unos dientes muy grandes, al mismo tiempo que se sujeta como un fierro al jinete. Y el caballo, como si se diera cuenta de lo que lleva encima, arranca a correr como loco, sin que nada lo pueda detener.

Otras leyendas cuentan que las Seguas son varias. Y no faltan ancianos que aseguren que cuando ellos eran jóvenes atraparon a una Segua. Pero que una vez atrapada y echa prisionera se les murió de vergüenza. Y que al día siguiente no encontraron el cadáver, sino solamente un montón de hojas de guarumo, mechas de cabuya y cáscaras de plátano.





lunes, 29 de octubre de 2012

El mico Brujo por Jose Adrián Alvarez


En todo Centroamérica se conoce la leyenda del “Mico Brujo”. En algunas partes también le dicen la Mona.

Decían nuestros antepasados que había unas mujeres que a las once de la noche se daban tres volantines para atrás y luego tres para adelante; que esta mujeres tenían un guacal blanco y que a la última voltereta vomitaban el alma en el guacal. Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos y se dedicaban a hacer “diabluras”.

Y así, estas brujas, acompañadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los árboles y tiraban frutas a la gente. Se subían a los techos de las casas, saltando de un lugar a otro y arrojando pedradas contra las piedras de la calle. Muchas personas han tratado de agarrar y matar a la mona o al mico, pero de nada les sirve, pues cuando ya están cerca y creen tenerlo acorralado se les esfuma como por encanto.

También contaban nuestros antepasados que estas mujeres podían convertirse en chanchas grandes, negras y llenas de lodo.

Apenas veían a la persona “señalada”, aligeraban su trote y comenzaban a gruñir. Embestían furiosamente a la persona y le daban trompadas y mordiscos en las piernas hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento. Al día siguiente, la víctima amanecía molida y mordida, y con los bolsillos vacíos.


lunes, 22 de octubre de 2012

El Fiambre



El fiambre es uno de los “inventos” de los cuales los guatemaltecos podemos sentirnos orgullosos. Existen muchas leyen.das sobre los orígenes de esta comida, aunque no hay fecha ni persona a quién atribuírselo, lo mencionan por primera vez en el siglo XVII; algunos lo llaman un platillo mestizo, porque combina el producto de la tierra guatemalteca con la técnica de los embutidos.

Una leyenda dice que el fiambre se creó cuando una empleada doméstica tomó el tiempo que tenía para comprar ingredientes que utilizaría en una cena de su patrón para estar con su amado. En el mercado no encontró nada de lo que pidieron. Entonces llevó embutidos y otros ingredientes. Hizo una mezcla que terminó como fiambre.

Similar leyenda se cuenta sobre la llegada de unos españoles, a quienes no tenían que darles de comer y se creó un plato con las sobras de una cocina. Una tercera leyenda dice que fueron monjas quienes crearon el plato, cuando por sorpresa recibieron la visita de un arzobispo. El historiador Miguel Álvarez asegura que estas leyendas existen para darle “sabor” a la historia del fiambre.


martes, 16 de octubre de 2012

LA VENGANZA DE MONTEZUMA

Su nombre era Moctezuma Xocoyotzin, o Montezuma II, lider del imperio azteca a la llegada de los conquistadores españoles.  Murió durante la masacre de Toxcatl, en la que los españoles traicionaron la hospitalidad de los aztecas y mataron a toda la realeza, con el afán de tomar la ciudad de Tenochtitlan y sus riquezas.   Y así fue en muchas comunidades de lo que ahora es Latinoamerica.  Los visitantes europeos llegaron para saquear, matar y tomar a los pueblos como esclavos.  Pero las cosas no se quedaron así.
Hoy en día, cientos de años después, los espiritus de los  antiguos pobladores de America cobran venganza ante cualquier visitante extranjero.   Es la venganza de Montezuma:  aquel que coma de nuestra comida o tome de nuestra bebida, se enfermará, y no podrá disfrutar de su estadía en nuestras tierras.     Por que una vez llegaron y se les ofreció nuestra hospitalidad, y terminamos sus esclavos!
Pero seamos sinceros, no solo los visitantes extranjeros sufren de la maldición.  Nosotros, que vivimos en estas regiones,  sufrimos igual.  No podemos comer cualquier cosa, o en cualquier lugar, por que podemos llevar el mismo destino.  Estamos atados al mismo final, tal vez como una forma de pagar nuestra sangre mestiza; el resultado de la “interpolinización” entre españoles e indigenas por muchas generaciones.  La maldición de Montezuma no tiende limites!
Habrá una forma de detenerla?   O de combatirla?  Que ritual mágico necesitamos para contra arrestar sus poderes, y protegernos  y a nuestras familias?  Ese ritual existe, y esta a la mano de cualquiera que esta dispuesto llevarlo a cabo.  No se necesitan muchos implementos para que funcione, pero hay que hacerlo con constancia y convertirlo en un habito en nuestras vidas.  Y ese ritual tiene un nombre:  Higiene!
Montezuma sufrió y murió a manos de los conquistadores, pero eso fue hace mucho tiempo.  Los conquistadore han sido remplazados por turistas, que no tienen la culpa por lo que pasó.  Nosotros que vivimos en estas partes mucho menos!  Defendamonos entonces, a nuestras familias  y a aquellos que nos visitan, de este implacable mal.  Tomemos en cuenta que en estos tiempos en lo que cuidamos qué es lo que comenos, también importa cómo lo comemos.  No solo importa comer bién, sino comer limpio.  Tener buenos habitos higienicos, y exigir que donde nos atiendan los tengan es  la unica manera de vencer esta maldición.  Es cuestión se cambiar un poco nuestra forma de pensar, para no pagar los pecados de nuestros ancestros.